domingo 24 de agosto de 2025
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Disfrutar con los 5 sentidos

Cordillera: la joya que susurra historias entre cerros, barro y sabores

El viaje a Cordillera, apodado con justicia La Joya del Paraguay, fue como abrir una caja de memorias aún sin escribir. Acompañados por la cálida y comprometida Secretaria de Turismo, Lic. Graciela Acuña, emprendimos un viaje que nos conectó con la esencia más profunda de este territorio: su gente, su arte y su legado. Este articulo muestra solo la primera parte de un destino que tiene mucho por mostrar y que vamos a ir descubriendo de a poco.


Por:
Miryan Moreno

Manos que moldean identidad: el arte de la cerámica

En un taller sencillo, rodeado de árboles y silencio, conocimos a doña Pablina Esquivel, de 85 años, quien nos recibió con una sonrisa que guarda décadas de sabiduría. Con sus manos curtidas por el barro, nos mostró cómo ha criado a sus hijos creando vasijas, cántaros y esculturas que hoy son parte del alma de Cordillera. Su trabajo incansable es testimonio de una vida dedicada al arte popular, y su historia emociona y enseña.

      

DV Artesanías: el circuito vivencial que transforma el ysypó en esculturas

A pocos metros, el legado continúa con su hijo Diego Esquivel, quien junto a su familia ha creado un espacio único: DV Artesanías, un circuito vivencial donde el arte se talla en ysypó, una madera noble que cobra vida en forma de esculturas de animales en tamaño real. Desde jaguares hasta aves autóctonas, cada pieza es una obra que respira naturaleza y cultura.

Pero el momento más especial lo protagonizó Lázaro, el pequeño hijo de Diego, quien nos guió con entusiasmo por el taller, explicando cada proceso con ternura y orgullo. “Esto empezó con mi abuelo hace 50 años, y yo también quiero hacer esculturas”, nos dijo. En sus palabras, se siente la promesa de que el arte seguirá latiendo en Cordillera por generaciones.

           
 

Cerro Kavaju guardián silencioso de Cordillera

En nuestro recorrido por la Joya del Paraguay, hicimos una parada especial en el Cerro kavaju, una colina de 275 metros de altitud ubicada entre Tobatí y Caacupé, que se alza como un mirador natural sobre el paisaje ondulado del Departamento de Cordillera.

Rodeado de comunidades como Compañía Almada y Caacupemí, el cerro ofrece una experiencia de turismo de aventura suave, ideal para caminatas, fotografía de naturaleza y contemplación. Desde su cima, se puede observar la transición entre el verde intenso de los cerros y los pueblos que laten al ritmo de la tradición.

El Cerro Kavaju no solo es un punto geográfico, es un símbolo de conexión entre los distritos históricos de Cordillera. Su cercanía con otros cerros como Yvytú Silla, Domingo Guairaire y Aguaity lo convierte en parte de un circuito natural que invita a explorar, respirar y reconectar.

Cuenta con opciones super acogedoras y completas para vivir un fin de semana rodeado de naturaleza, como el complejo de Cabañas Bilbao, en los pies del cerro Cabayú. 

La Secretaría de Turismo, liderada por la Lic. Graciela Acuña, trabaja en la promoción de estos espacios como parte de un turismo consciente y sostenible, donde la naturaleza no se conquista, sino se respeta.

Hospedajes con alma: entre cerros y ciudad

Para quienes buscan descanso, Cordillera ofrece opciones que enamoran: cabañas a pie de cerros, rodeadas de vegetación y aire puro, ideales para desconectar y reconectar con lo esencial. Y en el centro de Caacupé, se alza un hotel 4 estrellas que combina confort moderno con hospitalidad tradicional, perfecto para quienes desean explorar la ciudad sin renunciar a la comodidad.

  

Distritos que brillan: San Bernardino, Caacupé y más

Cordillera es también hogar de destinos icónicos como San Bernardino, con su vibrante vida veraniega y el mítico Lago Ypacaraí, que sigue siendo símbolo de romance y leyenda. Caacupé, epicentro del turismo religioso, recibe cada diciembre a miles de peregrinos en su imponente catedral. Y pueblos como Piribebuy, Tobatí y Atyrá ofrecen experiencias de ecoturismo, artesanía y memoria histórica que enriquecen el alma del viajero.

  Cordillera no se recorre, se siente

Este viaje nos recordó que el turismo no es solo visitar, sino conectar con lo auténtico. Cordillera es barro, madera, fe, danza, cerros y niños que sueñan con seguir los pasos de sus abuelos. Es un destino que emerge con fuerza, pero que nunca ha dejado de latir.

Tobatí: donde la piedra guarda secretos y el barro toma vida

Llegamos a Tobatí y los cerros nos dieron la bienvenida como guardianes silenciosos. Yvytú Silla y Cerro Arco no son solo formación geológica: son templos naturales donde el viento cuenta leyendas y las piedras narran batallas de tiempos antiguos. Caminarlas, escalarlas, mirarlas, es conversar con la tierra.

Atyrá: donde el alma respira

En Atyrá, el silencio tiene melodía. La pureza del aire te renueva, y en lo alto del Cerro Monte Alto, la galería Yruvu Keha se convierte en un diálogo entre arte y naturaleza. Miguel Ángel no solo esculpe materiales, esculpe emociones. Uno se siente pequeño, pero lleno de significado.

Caacupé: el latido espiritual del Paraguay

Pararse frente a la Basilica Santuario de Caacupé es sentir que el tiempo se detiene. El eco de las plegarias parece flotar en el aire. Y en lugares como Tupasy Ycua, el alma se encuentra con la serenidad. Pero Caacupé también es sabor, hospitalidad, y ese abrazo invisible que te hace sentir en casa.

Altos: un suspiro entre cerros

En Altos, el paisaje es poesía. Dormir en cabañas como las de La Colina del Arroyo, donde el murmullo del agua y el canto lejano de aves te arrullan, es volver a lo esencial. Uno se reencuentra. Se desenreda. Se deja llevar.

Aventura con propósito

Para quienes buscan más que paisajes, Cordillera ofrece experiencias que despiertan adrenalina y gratitud. Canotaje, tirolesa, buceo, ciclismo, rappel… actividades que nos conectan con la naturaleza y con nosotros mismos. Todo con guías que no solo cuidan, sino que inspiran.

Sabores que abrazan

Si el alma se nutre de historias, el cuerpo se alegra con la gastronomía local. Cada bocado, cada plato, es una narración de identidad. Desde la sopa paraguaya en horno de barro hasta el karê guasu con queso artesanal, todo tiene gusto a casa, a recuerdos que aún no sabíamos que teníamos.

Caacupé florece: el circuito de las flores que embellece al Paraguay

En medio del recorrido por Cordillera, hicimos una parada especial en los viveros de Caacupé, donde se está gestando una iniciativa que enamora a primera vista: el Circuito de las Flores – Yvoty Rapé, una ruta turística y productiva que reúne a más de 1.000 productores de plantas y flores que abastecen a todo el país

Ubicado en la Compañía Cabañas, este circuito no solo es una feria anual, sino un verdadero ecosistema de color, aroma y trabajo comunitario. Caminamos entre senderos bordeados de orquídeas, rosas, plantas medicinales, ornamentales y frutales, mientras los viveristas compartían con orgullo sus saberes, técnicas y sueños. Cada flor tiene una historia, y cada productor, una vocación que florece con esfuerzo y pasión.

La feria, declarada de Interés Turístico Nacional por SENATUR, se realiza cada septiembre y se convierte en una vidriera para el talento local, con exposiciones, capacitaciones, gastronomía y artesanía. Pero más allá del evento, el circuito está activo todo el año, y representa una oportunidad única para el turismo vivencial, el aprendizaje ambiental y el fortalecimiento de la economía regional.

        

 Descansos con encanto: opciones para alojarse y soñar

Aquí van algunas propuestas  con precios aproximados por personas, para todos los estilos de viajero:

???? Alojamiento ???? Ubicación ???? Precio por noche ✨ Experiencia
Hospedaje Tola Caacupé Gs. 37.000 – Gs. 45.000 Sencillo y cálido
Casita de Piedra Atyrá Gs. 69.000 – Gs. 75.000 Ecológico y romántico
Tava Glamping San Bernardino Gs. 180.000 – Gs. 250.000 Glamour en la naturaleza
Alta Gracia Hotel San Bernardino Gs. 150.000 – Gs. 200.000 Lujo y bosque privado
Casa Charlie Areguá Gs. 88.000 – Gs. 100.000 Familiar, con pileta y parrilla
 
 Cordillera no solo se recorre. Cordillera se siente. Cada paso, cada encuentro, cada paisaje, lleva una emoción distinta. La Joya del Paraguay brilla porque está hecha de historias, abrazos, y momentos que nos cambian por dentro.

 

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